Annick, nacida en Lyon, Francia, se formó como cocinera en una época en la que las mujeres no eran muy bien vistas en las cocinas. Sin embargo, logró entrar en el mundo culinario con una llamada a las cocinas de Paul Bocuse ofreciéndose a trabajar gratuitamente para aprender. En esa época Bocuse no aceptaba mujeres en su cocina para no crear tensiones entre sus chicos, pero, tenía un amigo que sí tenía alguna mujer trabajando en sus cocinas, Christian Bourrillot.
Estuvo varios años trabajando y formándose en Pignol, reputada pastelería de su ciudad natal.
A principios de los años 80, junto a Jean Paul Vinay, les salió la oportunidad de venir a trabajar a un restaurante de Roses, El Bulli.
Annick dedicada plenamente a su carro de reposteria, consiguió ganar el premio al mejor carro de reposteria de España en el 82 y 83, a la vez que se consiguió las dos primeras estrellas Michelin de El Bulli. En esa época era de los pocos restaurantes de España con tanta reputación, lo que le debió la curiosidad de muchos, como Fermí Puig, gran amigo de Annick, o Ferran Adrià, quién se incorporó a la plantilla, bajo el mando de Jean Paul Vinay.
Fueron unos años gloriosos que desencadenaron las ganas, a la pareja (Annick y Jean Paul Vinay) para abrir su propio restaurante en la zona alta de Barcelona, La Ciboulette. Restaurante que funcionó a pleno rendimiento durante años hasta que Annick, montó su propio obrador de pastelería a finales de los 80, principios de los 90…
Aquí empieza la historia de Annick Desserts…
Actualmente Marie Vinay, la hija mayor de Annick continua con la tradición. Nacida prácticamente dentro de un pastel, sigue con pasión y dedicación el legado de Annick.
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